miércoles, 27 de abril de 2011

De canónicos, apócrifos y evangelios secretos.


En 1958, el profesor Melton Smith, de la Universidad de Columbia, se dedicaba a la catalogación del contenido de la antigua biblioteca de monasterio ortodoxo griego de Mar Saba, en el desierto de Judea, fundación religiosa que se encuentra a unos doce kilómetros al sur de Jerusalem, cuando se encontró la copia de una edición de Issac Vossius - 1618-1689. Erudito y coleccionista holandés de antiguos manuscritos. Su biblioteca actualmente se encuentra en la universidad holandesa de Leiden - de seis cartas de uno de los padres apostólicos de la Iglesia católico-ortodoxa, el obispo Ignacius de Antioquía, re-impresas y publicadas en Amsterdam en 1646. Más lo realmente sorprendente acontecía al final de tal volumen, donde aparecía impreso un manuscrito griego, aparentemente fechado a mediados del siglo VIII, que supuestamente correspondía a parte de la obra de Clemente Stromateus - “Stromateus”, epónimo del autor de las “Styomateis”, Titus Flavius “el clemente”, siglo II-III d.c., es decir, el obispo Clemente de Alejandría, uno de los padres de la Iglesia Católica -, y que contenía una carta de respuesta a un tal “Teoforus” - ó Teodoro, curiosamente el “sobrenombre” del obispo Ignacius -

En esta misiva de contestación, que por desgracia aparece deteriorada en su final, donde, y según el relato, parece ser, aplaude las decisiones tomadas por Teodoro en la “persecución” (¿?) de una secta gnóstica conocida como “los carpocracianos” que supuestamente realizaban una interpretación, según tales, herética del décimo capítulo del Evangelio de Marcos. La sorprendente respuesta de Clemente de Alejandría comenzaba de tal guisa:

« Has hecho bien en silenciar las enseñanzas incalificables de los carpocracianos. Porque éstas son las “estrellas errantes” a las que alude la profecía, las cuales se desvían de la angosta senda de los mandamientos hacia el abismo sin límites de los pecados carnales y corporales. Pues, enorgulleciéndose de su conocimiento, tal como dicen ellos, “de las profundas de Santanás..”, no saben que se están arrojando al “infierno de las tinieblas” de la falsedad, y, jactándose de ser libres, se han convertido en esclavos de deseos serviles. A tales hay que oponerse de todas maneras y por completo. Pues, aún cuando dijeran algo verdadero, uno que ame la verdad no debe, aún así, estar de acuerdo con ellos. Pues no todas las verdades son verdad, ni debe esa verdad que parece verdadera según las opiniones humanas ser preferida a la verdad verdadera, aquella que está de acuerdo con la fe.
Marcos, pues, durante la estancia de Pedro en Roma escribió los Hechos del Señor, no, sin embargo, declarando todos, ni tampoco insinuando los secretos, sino seleccionando aquellos que él juzgaba útiles para incrementar la fé de aquellos a los que se estaba instruyendo. Pero cuando Pedro murió como mártir, Marcos vino a Alejandría, trayendo tanto sus propias notas como las de Pedro, de las que transfirió a su Antiguo Libro las cosas idóneas para lo que contribuya al progreso hacia el Conocimiento. Compuso un evangelio más espiritual para uso de aquellos a los que se estaba perfeccionando. Sin embargo, todavía no propagó las cosas que no debían expresarse, ni escribió la enseñanza hierofántica del Señor, sino que a las historias ,ya escritas, añadió otras más y, asimismo, introdujo ciertos retazos de cuya interpretación él sabía, como mistagogo, que conduciría a los oyentes hacia el santuario más recóndito de esa verdad oculta por siete. Así, en definitiva, se anticipó los acontecimiento, ni con desdén ni sin precaución, en mi opinión, y, al morir, dejó su legado a la Iglesia de Alejandría, donde ahora se guarda con el mayor cuidado, siendo leída solamente por aquellos a los que se ha iniciado en los grandes misterios. Pero como los odiosos demonios están siempre maquinando la perdición de la raza humana, Carpócrates instruido por ellos (los demonios..) y valiéndose de engañosas artes, sometió a cierto presbítero de la Iglesia de Alejandría y de él obtuvo una copia del Evangelio Secreto, la cual interpretó de acuerdo con su doctrina blasfema y carnal, ensuciando y mezclando palabras inmaculadas y santas con falacias de todo punto vergonzosasnte tales hechos, por tanto, y como anteriormente he dicho, uno no debe ceder jamás, tanto cuando proponen sus falsificaciones, concediendo que se trata del Evangelio de Marcos, como cuando se deba de negar sobre juramento. Pues no todas las verdades deben decirse a todos los hombres, más a tí, no vacilaré en responder a las que me habéis hecho, para refutar las falsificaciones con las mismas palabras del Evangelio. Por ejemplo, después de: “…Y estaban en el camino que subía a Jerusalem..” y lo que sigue, hasta “…Después de tres días resucitará, trae lo siguiente palabra por palabra: »

(Evangelio secreto de Marcos) « Y entran en Betania, y cierta mujer, cuyo hermano había muerto, estaba allí. Y acercándose, se postró ante Jesús y le dice: “Hijo de David”, ten piedad de mí”. Más los discípulos la regañaron. Y Jesús , enojándose, se marchó con ella al jardín donde estaba la tumba y enseguida de la tumba surgió un gran grito. Y acercándose, Jesús apartó la piedra de la puerta de la tumba. Y en seguida, entrando en el lugar donde estaba el joven, extendió la mano y lo levantó, cogiéndole la mano. Pero el joven, alzando los ojos hacia él, le amó y comenzó a rogarle diciéndole que quería estar con él. Y, saliendo de la tumba, entraron en la casa del joven, pues era rico. Y después de seis días, Jesús le dijo lo que había que hacer y por la noche el joven se acerca a él, llevando un paño de lino sobre desnudo. Y se quedó con el aquella noche, pues Jesús le enseñó el misterio del reino de Dios. Y levantándose de allí, regreso al otro lado del Jordán… »

En mi post anterior , y dentro de las opiniones suscitadas, uno de los comentaristas me preguntaba si daba más credibilidad a los evangelios apócrifos que a los canónicos, siendo mi respuesta que tanto unos como otros me merecían el mismo respeto. También, como fruto de otra opinión, exprese mi frustración sobre la imposibilidad de reconocer la veracidad histórica, dentro de éstos diferentes relatos, aludiendo a la dificultad que supone la opacidad de sus fuentes a los largo de milenios. Esta entrada supone un reflejo de tales reflexiones.

Siguiendo la anterior intercambio epistolar , y en un primer vistazo, podemos suponer que se trata de un documento histórico, fruto de una correlación de copias manuscritas, y que posteriormente fueron impresas en un volumen cuyo nexo eran documentos escritos, ó relacionados, con el antiguo patriarca sirio de Antioquía y que estaban referenciados temporalmente entre el siglo I y II d.c.. Recopilación de textos donde supuestamente encontramos pasajes de un pretérito ó secreto Evangelio de Marcos donde se relata el episodio bíblico de “La resurrección de Lázaro de Betania” en una versión radicalmente opuesta a la canónica.

«Recibid a todo apóstol o profeta que llegue a vosotros. No debe permanecer más de un día. Si es necesario que se quede dos. Si se queda tres, es un falso profeta » “Regla hacía apóstoles carismáticos” Didache 11, 4-5
No cabe duda que los acontecimientos expresados en la carta tienen matices veraces - sin ánimo de comentar su trasfondo, aunque si es de anotar que la secta carpocraciana predicaba la llegada a “Reino de los Cielos” combatiendo los pecados de la carne y la mente mediante un estrategia de “saturación en su práctica,” así.., como suena… - con respecto al acoso del obispo Ignatius sobre gran número de sectas cristianas y gnósticas en Siria, las que el texto denomina como “estrellas errantes” y que concuerda temporalmente con las feroces disputas entre las corrientes “ministeriales” y “carismáticas” en la estructuración evangelizadora del anterior mensaje paulino - Los “carismáticos” mantenían una obra apostólica itinerante semejante a Pablo de Tarso, mientras que los “ministeriales” representaban la “nueva jerarquización local” sobre la que se asentaría la “nueva evangelización” , ya católica: Obispos, diáconos, sacerdotes, etc. -, y que parecer ser fueron la causa del martirio en Roma, en época de Trajano, del patriarca de Antioquía.

Hasta aquí todo un descubrimiento, pero surgen dudas.., como por ejemplo, la relación epistolar, por ser demasiado ajustada su posibilidad de nexo en el tiempo entre ambos obispos - Siglo I-II para uno.., siglo II-III para otro.. – , el pasaje que sugiere que Marcos fuera contemporáneo de Pedro, así como el tono tan, llamemos.., “excesivamente clarificador en su manipulación”, ya en sus principios y por parte de los “padres” de la Iglesia Católica , de los textos sagrados . En alegación al anterior tercer punto dudoso, hemos de retrotraernos al principio de nuestro relato y centrarnos en la figura de Issac Vossius, al que podemos considerar como el “primer estudioso bíblico de la Reforma Protestante ” y la obsesión por parte de Lutero, conocido de éste, que las originales cartas de Ignatius de Antioquía, estudiadas ya en esa época, refrendaran las posiciones protestantes, cosa que al parecer no fue así, y que pudieron dar pie a “determinadas publicaciones” con la intención de denostar, ó de menoscabar, la imagen de los “padres apostólicos fundadores” y por consiguiente a la Iglesia de Roma y que reforzaría la significancia de una “corriente carismática” del acto evangélico muy al gusto luterano.

Dicho esto, no cabe duda que los actuales textos de Nuevo Testamento fueron expurgados y seleccionados en el año 367 d.c. por el obispo Atanasio de Alejandría, cuya lista fue posteriormente ratificada en el concilio celebrado en la ciudad de Hippo en el año 393 y nuevamente aprobada en el Concilio de Cartago en el 397, así como que los manuscritos mas antiguos de las Sagradas Escrituras , incluyendo el “Codex Vaticanus” y el “Codex Sinaiticus“, siglo IV d.c., no tienen el actual final del Evangelio de Marcos. En ambos.., Marcos.., termina en 16, 8…

Pero, como siempre digo.., mediten y juzguen Udes.



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