miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA MUERTE



Pregunta: ¿Puedes hablarnos de la muerte?
La Muerte es cambio de un universo dinámico de transformación continua. La muerte no existe realmente como el final último de la existencia, porque es simplemente como un cambio de traje.
Es la muerte como el último examen terminando cada año escolar. Desde el primer día de clase saben que es un día menos para el examen final, y que después vienen las merecidas vacaciones, que los predispondrán para volver con nuevos brillos al siguiente curso.
Pregunta: ¿Por qué hay que morir?
Primero tendrían que preguntarse: ¿por qué hay que vivir? ¿Por qué vuestros padres os concibieron? ¿Cuál es el propósito de la vida más allá de la supervivencia de la especie? Y la respuesta está dentro de cada uno...
Si uno no es creado no podría llegar a crear. Si uno no tuviese la oportunidad de llegar a conocer la esencia divina que hay dentro de cada cual, no podríamos llegar a conocer a Dios. Si uno no muriese no valoraría la oportunidad que nos concede la vida para llegar a ser y a dar; para ser feliz y hacer felices a otros; para vivenciar la paz interior y para compartirla. Y es que todo tiene un plazo y un margen para ser realizado. Cada plazo como cada vida es una oportunidad de realizarlo de tal o cual manera. Es un juego cósmico de alternativas.
Pregunta: ¿Y quién está jugando con nosotros?
Nadie está jugando con ustedes. Es cada uno el que debe disponer su propio juego, jugarlo y disfrutarlo.
Pregunta: ¿Pero nosotros no decidimos sobre nuestros nacimientos?
El orden de la energía en el universo apunta hacia la existencia y la perfección por la experimentación continua a través de las formas.
Al principio uno no tiene la capacidad ni la posibilidad de decidir, porque es como el niño que es enviado por los padres al colegio sin haberle consultado su parecer, considerando ellos que su educación es lo mejor para él, por cuanto le permitirá algún día tener la capacidad de optar por sí mismo como enfrentará las siguientes etapas.
Así cuando este niño crece, y llega a la adolescencia y a la juventud se le debe ir dando un margen cada vez mayor como para que pueda decidir él mismo su futuro.
Los “Señores del Karma “o” Guardianes del destino” son los que asumen la condición de nuestros padres espirituales, dictaminando las circunstancias en las que vendremos a la vida, hasta que nuestro avance evolutivo nos permita negociar o decidir las condiciones de cada existencia.
A mayor avance evolutivos mayores serán nuestras posibilidades de intervenir en la programación de nuestras existencias.
Pregunta: ¿Cuántas y cuáles de las situaciones de nuestra vida suelen ser castigos por actitudes indebidas en existencias pasadas?
La vida es una experimentación. Si uno sale reprobado en tal o cual aspecto o curso, por así decirlo, deberá repetirlo hasta que lo supere. Pero no es un castigo, sino una nueva oportunidad.
Es cierto que existe una Ley de causa-efecto, que hace que uno viva en carne propia las consecuencias de sus actuaciones buenas o desacertadas; pero el propósito no es hacer sufrir a nadie sino el crecer en conciencia.
Todos deberán pasar por todas las experiencias humanas, de tal manera que en una vida serán hombres y en otra mujeres (porque el espíritu no tiene sexo); en una serán pobres y en otras ricos; en una sanos y en otra enfermos; y así todas las posibilidades para que aprendan que la solidaridad es una manifestación de amor y de conciencia.
Pregunta: ¿Todos tenemos una hora marcada para morir?
Todos tenemos un destino, que es parte de la programación que dispone cuándo naces y cuándo te vas. Pero todo puede variar dependiendo del nivel de conciencia que desarrolles y de cómo enfrentes la vida. Por ejemplo: un suicida puede morir antes de la fecha que estaba prevista, renunciando con ello a la oportunidad que resultaba ser la vida para evolucionar. Otro ejemplo: una persona tratando de cambiar y ser mejor, o alguien comprometida con el amor y el servicio a los demás, se podría prolongar el plazo, terminando por vivir unos años más.
Como ven no hay nada definitivo. Por eso es que existe libre albedrío para demorarnos más o menos en hacer lo que debemos que hacer: tratar de ser felices.
Pregunta: ¿A qué se debe el gran temor que se le tiene a la muerte?
A la ignorancia de la que son víctimas, por haber olvidado vuestro proceso individual. Por ello es importante que se esfuercen en profundizar el autoconocimiento, y con ello recuerden que la muerte es una vieja conocida, de la que hemos aprendido mucho y muchas veces.
No hay nada que temer... nada llega antes si uno no lo busca. Pero si se comprometen en darle sentido a su vida, vuestra labor no será desaprovechada por las jerarquías superiores, y durará todo lo necesario para cumplir su objetivo.

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