jueves, 1 de noviembre de 2012

LA BUSQUEDA”



La realidad absoluta es consciencia pura. Nuestros sentidos perciben el universo circundante y nuestra consciencia le da comprensión asignándole: sentido, valor, forma y contenido entre otras cosas; el conocimiento es “algo” muy propio del hombre, porque el conocimiento como tal, solo puede existir en la mente y consciencia.



Todo es un reflejo de nosotros mismos. Objeto y sujeto se vuelven uno en el fenómeno de la manifestación; El objeto está ahí como una masa de energía atómica y subatómica, de hecho no existe como un objeto solido con las cualidades físicas que el hombre común conoce, es nuestra consciencia quien le da existencia y cualidades “objetivas” y subjetivas.



El hombre busca en la vida algo o alguien que le confirme su valor y existencia. De hecho, la ausencia de esta confirmación es causa de ansiedad y angustia; En los ancianos la ausencia de valor utilitario es causa de muerte anticipada; El hombre necesita de algo o alguien que le confirme su valor, porque él sabe instintivamente que en la naturaleza todo lo que no tiene valor tiende a desaparecer. La existencia del hombre radica en su propia consciencia, y esta se esfuerza constantemente en ser consciente de ella misma para confirmar su propia existencia, pero es difícil “verse” ella misma, necesita del espejo donde su imagen reflejada le confirme que aún está ahí.



El hombre desde su infancia busca consciente o inconscientemente por diferentes medios su propia confirmación, en este esfuerzo se une a grupos que refuercen su propia apreciación de valor existencial, inclusive busca a Dios por medio de religiones y otros grupos para ser aceptado por él, y cubrirse de “algún” modo con el valor de Dios. El hombre busca fuera de él a Dios y no lo encuentra, porque la realidad ultima y cierta para el hombre, solo puede existir en el interior de su consciencia.



El hombre porta en su interior a Dios como el modelo o ideal del hombre a ser. Pero solo se vuelve parcialmente consciente de él por sus impulsos apremiándolo a alcanzar el valor de su propia realización; El hombre es un ser con consciencia, mente y razón, y comprende consciente o instintivamente que su realidad como ser, no radica exactamente en el cuerpo físico finito y corruptible, sino que encuentra en su consciencia que le confirma su existencia; También comprende que la muerte física es inevitable y que su existencia depende de la conservación de su consciencia que es donde ubica su verdadera identidad, de ahí que busca conocer y ampliar su consciencia más allá de su cuerpo físico no solamente como el hombre perfecto sino también divino e inmortal.



El hombre posee varios cuerpos, “como”: El físico, emocional, psíquico y espiritual. La consciencia al experimentar la experiencia, vaya la redundancia, se mueve o instala en el cuerpo o los cuerpos por el cual está experimentando; El hombre no puede experimenta “algo” fuera de él, solo puede hacerlo en el interior de él mismo, tomemos un ejemplo como: una flor, una rosa hermosa en forma, color, aroma, textura y armonía con su entorno, el hombre la percibe por sus sentidos y la forma en su consciencia, la mente la conceptualiza con atributos y cualidades objetivas y subjetivas comprendiendo lo que es la flor, pero, ¿Dónde se lleva a cabo esta experimentación y comprensión de lo que es la flor? En el interior del hombre, o sea en consciencia el hombre se ha convertido en la flor y la experimenta en sí mismo; Pero la percepción y comprensión de la flor fue formada por la percepción del objeto externo y la consciencia humana proyecto en ella su propia naturaleza y el bagaje de conocimientos que ya portaba desde anteriormente dándole existencia en ella misma, en la consciencia humana de acuerdo a su naturaleza y conocimiento, ahora bien, cualquier otro conocimiento nuevo y diferente al ya adquirido anteriormente, que pudiese surgir al ver una flor distinta a la anterior, surgiría con base al conocimiento anterior y las relaciones que nuestra mente y consciencia pudiese formar una nueva conclusión como nuevo conocimiento.





Místicos, teúrgos, religiosos y demás esotéristas, si, la religión también es esotérica y teúrgica en sus conocimientos y ceremoniales; Todos buscan por igual lo anterior expresado a través de sus meditaciones, ceremonias, oraciones y arquetipos expresados en forma de dioses, santos, cartas del tarot, u otros símbolos, y Llegar a convertirse por fugases momentos en los héroes o semidioses del ceremonial en el plano de su propia consciencia; El todo es consciencia y mente, donde este la consciencia del hombre, ahí estará él.

Cuando el ritual o ceremonial tiene éxito, ángeles y dioses acuden presurosos a la convocación, pero de ningún modo se esperaba la presencia real de tales deidades, porque eran personajes simbólicas, alegóricos, y arquetipos que contienen grandes potenciales energéticos que explotaban en manifestación dentro de la consciencia de los participantes del ceremonial; El hombre se convertía igual que la flor, en los personajes del ceremonial y la consciencia cobraba una expansión y agudeza sobre el drama ritualistico atrayendo ideas afines a las expresadas en el ritual, la a mente humana hace relaciones de ideas que confluyen y emergen en nuevas conclusiones no expresadas exactamente en el ceremonial, sino que emergen en un estado de paroxismo ritualistico ante la conjunción de ritual, mente y consciencia.



En realidad, poco importa si estos rituales son fantasía de mentes exaltadas o no, como tampoco importa si el hombre cree en la existencia de dioses o no, porque mientras los actos y propósitos del hombre sean constructivos, propositivos, y estén sustentados por el amor, algo bueno brotara de él y Dios emergerá dentro de sus propósitos.



Cada ser o individuo que poblamos la tierra es diferente al resto, y en esta multiplicidad de cuerpos mentes y consciencias que experimentan cada segundo y sucedo de nuestra propia vida, son en realidad una manifestación del alma universal, la mente cósmica que observa, experimenta, aprende y evoluciona a través de ellos; Somos en última instancia conocimiento de nosotros mismos, que nos revelan ¿Qué somos?, o ¿Quiénes somos?, esta es la misma búsqueda del alma y mente cósmica.

Nuestros cuerpos como los grandes conjuntos estelares, fueron formados por polvo de estrellas o soles; La energía solar que conocemos como luz son pequeños soles que han emanado de un sol mayor; El vacio o espacio interestelar es oscuro y frio, la energía solar solo cobra manifestación cuando entra en contacto con cuerpos “sólidos” convirtiéndose en luz y calor revelador del universo manifiesto de formas y sentidos… La luz es un símbolo alegórico de la consciencia.



La búsqueda del hombre, es la búsqueda de su propia identidad, su realidad original y pura, el “Yo soy Yo”, Es encontrar la realidad última en este plano y la libertad del ser; Buscamos fuera lo que está dentro; Esta es la ansiedad inconsciente que el hombre siente y es impulsado en una búsqueda “ciega” por el ego y las pulsiones básicas del hombre.



“El propósito general de la meditación es el mismo para todos: aprender a relacionarse con la consciencia, el nivel más puro de la experiencia” (1). Desplaza tu consciencia a través de todo tu cuerpo físico y después, relájate y olvídate de él, Inhibe tu sentidos físicos, silencia tu dialogo interior y sumérgete en el universo oscuro de tu propia mente, mantente solamente “receptivo”, no razones, no pienses, analices o juzgues, eso lo harás después, solo permanece atento a cualquier manifestación, cuadros, palabras escritas u orales, símbolos, lo que sea, este es tu universo interior y tu eres su centro, su dios, observa al pensador, vuélvete consciente de quien observa, percibe tus niveles de mente y consciencia e identifica ¿Quién eres? O ¿Qué eres?

La búsqueda consciente o inconsciente del hombre, tiene como objetivo final encontrar su verdadera y original identidad, su verdadero “Yo Soy Yo”, donde se reúnen e identifican en el plano de consciencia pura tanto el Hombre, Universo y Dios… volviéndose todos uno solo.



“El Todo es mente; El universo es mental” (2)

¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses.

Pax Vobiscum



Lázaharo Hael,’,

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