sábado, 28 de marzo de 2015

La Atlántida. El paraíso perdido

Mapa del imperio atlante. De Atlantis: The Antediluvian World, de Ignatius Donnelly, 1882.
La Atlántida. El paraíso perdido

Érase una vez un poderoso dios al que en el reparto del planeta Tierra le tocó en suerte una enorme isla localizada en el Océano Atlántico, cerca de las Columnas de Hércules. Poseidón, dios del Mar, hizo fluir el agua en el agreste territorio, brotaron las plantas y los animales se reprodujeron. Poseidón pobló la isla con sus descendientes, nacidos de su unión con una mortal, y luego la dividió en partes que entregó a sus diez hijos varones. Atlas, primogénito de Poseidón, tomó el trono y gobernó con justicia y sabiduría la floreciente civilización, que recibió el nombre de “Atlántida”.

“Tras un violento terremoto y un diluvio extraordinario, en un día y una noche terribles, la clase guerrera se hundió bajo la tierra y la isla de Atlántida desapareció, hundiéndose en el mar. Aún ahora el océano es allí intransitable e inescrutable”.

Diálogo de “Timeo”, Platón

¿Es la Atlántida un cuento de Platón o una “historia verdadera”? El debate sobre su existencia ha persistido a lo largo de los siglos. La única referencia que se posee sobre ella son dos diálogos del filósofo griego Platón, “Timeo” y “Critias”, basados en una conversación que Solón, legislador y político ateniense (638-559 a.C.) mantuvo con dos sacerdotes griegos. Una decena de páginas bastaron a Platón para relatar la historia del surgimiento y desaparición de una isla que muchos consideran la cuna de la civilización occidental. Según un antiguo manuscrito maya, la Atlántida llegó a albergar 64.000.000 habitantes. La leyenda de la Atlántida es un mito universal que ha despertado el interés de escritores, científicos, arqueólogos e investigadores, pero que también ha sido fuente de ingresos para timadores sin escrúpulos.



Mapa de Athanasius Kircher mostrando una supuesta ubicación de la Atlántida. (Mundus Subterraneus, 1669).
Mapa de Athanasius Kircher mostrando una supuesta ubicación de la Atlántida. (Mundus Subterraneus, 1669).
Desde los tiempos de Platón, cientos de investigadores han tratado de localizar la isla desaparecida. En el siglo XVII, José Pellicer de Ossau revolucionó todas las teorías existentes hasta el momento al afirmar que la Atlántida era la Península Ibérica. La teoría de Ossau está plenamente justificada si se tiene en cuenta que el término griego “nêsos” responde a tres significados distintos: “isla”, “península” o “delta de un río”, pero en ningún caso “continente”, como erróneamente se mantuvo durante décadas. Aunque su teoría no fue reconocida en su momento, entrado el siglo XX surgieron varios autores, entre los que se encontraba Fernández Amador de los Ríos, que dirigieron sus investigaciones en la misma línea que Ossau.

La investigación sobre la Atlántida sufrió un giro significativo con la obra del congresista estadounidense Ignatius Donnelly, “Atlantis: The Antediluvian World” (1883). En su obra, Donnelly recopiló un gran número de descubrimientos arqueológicos que podrían relacionarse con la isla desaparecida y, según su criterio, reunió el número de pruebas suficientes para concluir que la Atlántida existió realmente. El paso del tiempo no fue benevolente con Donnelly, ya que se demostró que la mayor parte de las pruebas aportadas carecían de validez y rigor científicos. Pese a esto, se considera a Ignatius Donnelly como el padre de la “atlantología”, un término que pretende definir una nueva disciplina científica cuyo objeto de estudio es la Atlántida.

Desde el punto de vista científico, las teorías sobre la Atlántida son innumerables. Las hipótesis más conocidas y divulgadas ubican a la isla desaparecida en Creta, Indonesia, la cordillera de Los Andes, Cuba, las Islas Británicas, las Azores y en el continente de la Antártida. En julio de 2005 tuvo lugar el primer congreso “Hipótesis sobre la Atlántida” en la isla de Milos, que reunió a geólogos, filósofos, historiadores y arqueólogos de todo el mundo.

Uno de los arqueólogos más activos es Georgeos-Díaz Montexano. Fue el primer investigador que envió un estudio científico a la UNESCO sobre unos restos arqueológicos hallados entre el Estrecho de Gibraltar y la costa de Andalucía. Según su teoría, la isla de la Atlántida se ubicaba delante del Estrecho de Gibraltar, las “columnas de Hércules” a las que aludía Platón, teoría respaldada por otros investigadores de prestigio internacional.

El esoterismo también ha pretendido esclarecer el misterio de la Atlántida. Los esotéricos defienden que el mayor flujo de información sobre la Atlántida proviene de los viajes astrales de los videntes y el acceso a los Archivos Akáshicos. Helena Petrovna Blavatsky, más conocida como Madame Blavatsky, es la fundadora de la llamada “atlantología esotérica”. A los diecisiete años de edad, Blavatsky se traslada a Egipto, donde conoce al que sería su mentor, un mago copto que le enseña un misterioso libro, escrito en una lengua desconocida, llamado “Estancias de Dyzan”. A través de la clarividencia y del estudio del libro, Madame Blavatsky aseguró haber recibido el conocimiento histórico de los antepasados. Según las revelaciones de la mística, la Tierra ha albergado a cinco razas de seres inteligentes desde su creación hasta nuestros días. Los atlantes fueron seres dotados de una gran energía psíquica pertenecientes a la cuarta raza. La profecía de Blavatsky no augura un destino feliz a la humanidad, quinta etnia de la Tierra, ya que, según sus predicciones, en breve llegará otra raza que nos arrebatará nuestro lugar en el mundo.

El famoso parapsicólogo Edgar Cayce relacionó a los atlantes con las desapariciones del Triángulo de las Bermudas. Según su teoría, los atlantes poseían un enorme cristal canalizador de energía que acabó por destruirles. Este cristal habría ido a parar a las profundidades del océano Atlántico, donde su poderoso influjo habría hecho desaparecer decenas de barcos y aviones. Además, Cayce predijo que la desaparecida Atlántida emergería frente a California en 1969. Aunque algunos dieron por cumplida la profecía tras el descubrimiento de unos restos arqueológicos ese mismo año, lo cierto es que no se sabe a ciencia cierta si esos restos tienen algo que ver con la Atlántida. Aún hoy, Estados Unidos no ha recibido la anunciada visita de los hermanos atlantes.

Madame Blavastky y Edgar Cayce no han sido los únicos en experimentar supuestas revelaciones sobre la Atlántida. En la década de 1970, la señora J. Z. Knight aseguró ser la médium de Ramtha, un guerrero de un misterioso continente llamado Lemuria y que también habitó en la Atlántida. J.Z Knight fundó la Escuela de Iluminación de Ramtha en 1988, cuya sede se ubica en la actualidad en su rancho de Yelm, en Washington. ¿Y quiénes fueron los atlantes? Para algunos, eran extraterrestres que disponían de una tecnología tan avanzada y poderosa que acabaron por destruirse a sí mismos. Madame Blavatsky sostenía que los atlantes eran seres de poderes sobrenaturales, de un físico similar a los gigantes, cuyos pecados causaron la ira y el castigo divinos. Otras fuentes sostienen que los atlantes todavía están entre nosotros.

Una antigua leyenda canaria cuenta que el archipiélago de Canarias se conforma de ocho islas: Tenerife, La Palma, La Gomera, Hierro, Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura y San Borondón (la “isla encantada”). Según la leyenda, San Borondón es una base móvil atlante constituida como una auténtica ciudad flotante.
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La Atlántida, ¿mito o realidad?. Una pregunta que la humanidad todavía no está en condiciones de responder, ya que, como dijo el filósofo austriaco Karl Popper: “nuestro conocimiento es necesariamente finito, nuestra ignorancia, infinita”

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